El aprendizaje en red es aquel, que se produce en el marco de un entramado de vínculos sociales tecnológicamente mediados. Por esta razón, cuando dicho entramado se encuentra orientado a la construcción colaborativa de conocimiento, se denomina “red de aprendizaje”.1​ Se trata de una forma de aprender que se produce cuando las tecnologías de la información y la comunicación, son utilizadas para promover conexiones entre individuos que comparten una situación de aprendizaje: de este modo, los estudiantes se relacionan entre sí, con sus tutores o docentes y/o con la comunidad de aprendizaje y sus recursos. 2​ En consecuencia, se considera “redes de aprendizaje” a las comunidades que se sostienen a través de entornos mediados por tecnología que ayudan a los participantes a desarrollar sus competencias colaborando al compartir información, 3​ por lo que se entiende que las redes de aprendizaje están conformadas, por personas que comparten un interés específico como nodo puntual de interacción, buscando enriquecer la experiencia de aprendizaje tanto en contextos de educación formales (instituciones y organizaciones), como en otros ámbitos no formales (entre otros ejemplos, redes de consulta y de colaboración espontánea).
Para algunos autores, el aprendizaje en red no tiene sentido alguno si no se valora el aprendizaje a través de la cooperación, la colaboración, el diálogo y/o la participación en una comunidad4​ porque asumen que el aprendizaje en general y el aprendizaje en red, en particular, es un hecho social que se potencia a partir las posibilidades facilitadas por las tecnologías de la información y la comunicación.
Uno de los principales beneficios del Aprendizaje en Red es que simplifica la cooperación entre pares, estimula la experimentación, reflexión y la generación de conocimientos individuales y colectivos, favoreciendo la conformación de un ciberespacio de intercreatividad que contribuye a crear un entorno de aprendizaje colaborativo. 5
En su empeño para adquirir competencias, los usuarios de una red de aprendizaje pueden, por ejemplo (Koper,2009):
• Intercambiar experiencias y conocimiento con otros.
• Trabajar en colaboración en proyectos (p. ej.,de innovación, investigación, trabajos).
• Crear grupos de trabajo, comunidades, debates y congresos.
• Ofrecer y recibir apoyo a/de otros usuarios de la red de aprendizaje (como dudas, observaciones, etc.)
• Evaluarse a sí mismos y a otros, buscar recursos de aprendizaje, crear y elaborar sus perfiles de compe-tencias.6
Si bien, los especialistas hablan de posibilidades, hay otros que se refieren a algunas limitaciones o controversias sobre la construcción del conocimiento en la red. Esto implica un reto para las instituciones educativas donde se construye el saber. Algunos afirman que la tecnología proporciona herramientas que permiten crear espacios de comunicación, sistemas de documentos compartidos, de escritura grupal, de discusión a través de foros virtuales. Sin embargo, esto no implica que crea la comunicación ni el aprendizaje. El aprendizaje a través de entornos colaborativos supone un reto importante. No se trata sólo de que los estudiantes aprendan a partir de un modelo colaborativo, sino que también las instituciones aprendan ya que la dimensión social del conocimiento no alcanza sólo a la persona sino también a la propia escuela. Jean Lave y Etienne Wenger, se centra en la situacionalidad del significado en las comunidades y en lo que representa aprender en función de formar parte de una comunidad. Este cambio en la unidad de análisis, desde el contexto de los individuos al contexto de la comunidad, conduce a un cambio en el que se entiende el aprendizaje como "el desarrollo de una identidad como miembro de una comunidad y llegar a tener habilidades de conocimiento como parte del mismo proceso" (Lave y Wenger, 1991). Para estos autores, el aprendizaje es el resultado de formar parte de comunidades. Desarrollan el concepto comunidad de práctica para manifestar la importancia de la actividad como nexo entre el individuo y la comunidad, así como de las comunidades para legitimar las prácticas individuales. Bajo esta perspectiva, parten de una crítica a la manera cómo la institución escolar intenta promover el aprendizaje. Cuestionan la forma en que se enseñan aprendizajes abstractos y descontextualizados, conocimientos poco útiles y de relevancia social limitada (Díaz Barriga y Hernández, 2002).

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